Cope Ávila (90.5 FM) – Programa 5 | 31 de Octubre 2019
En los programas anteriores de Cope Ávila vimos cómo hay que organizar de manera saludable nuestro plato a la hora de comer y cenar y como hemos de planificar una semana para llevar un menú saludable.
Las etiquetas de los alimentos nos aportan información que nos permite, además de conocer las principales características del producto que nos vamos a comer, hacernos una idea de la calidad de alimento.
Ha de ser claro y conciso y no debe llevar a error, sin embargo actualmente ni es claro, ni conciso y nos da a entender cosas que no son cuando no sabemos interpretarlo y aprender a leerlo no es tan complicado como parece.
¿En qué tenemos que fijarnos?
Principalmente en los ingredientes. El listado de ingredientes viene en orden de aparición y cantidad de composición. Lo primero que vemos es lo que hay en mayor composición y sucesivamente aparece lo que va teniendo menos cantidad, menos cantidad y así hasta el último que es el que menos cantidad tiene de todos.
Saber esto nos vale para comprobar si los anuncios de productos alimentarios son lo que dicen. Por ejemplo, “esta crema de verdura es buenísima porque tiene muchas verduras”, si nos vamos a los ingredientes veremos en qué lugar están las verduras y así saber qué cantidad tendrá según en qué posición esté, ya que no es lo mismo que aparezcan las verduras en los primeros puestos, que al final de la lista y muchas tienen el % y tampoco es lo mismo que parezca zanahoria al 3% o puerro al 1% que al menos en el 40%, que todos sabemos que ingredientes lleva un puré aunque no lo hayamos hecho en nuestra vida. Así, con esa información podemos decidir si esa crema merece la pena o hay que seguir buscando otra.
Mucha gente se centra más en otro dato que aparece en la etiqueta, como es el valor nutricional.
El valor nutricional tan sólo nos indica las calorías que tiene ese producto sin hacer distinción de sí es saludable o no.
Por ejemplo: Si cogemos una bolsita de frutos secos tostados, las calorías que aparecen son muy altas, pero son “calorías saludables” sin embargo si cogemos unas tortitas de las que pone 99 calorías, que te hacen pensar que son saludables porque tienen poco valor energético, si miramos su composición vemos que no son tan saludables como los frutos secos.
Hay que darle importancia a saber leer los ingredientes de las etiquetas para poder hacer elecciones saludables y como la industria alimentaria sabe que poco a poco vamos aprendiendo a leer etiquetas, busca estrategias para liarnos un poco más. Es el caso del azúcar.
¿Sabíais que existen 50 maneras diferentes de llamar azúcar al azúcar?

Muchas veces cuando cogemos un producto que esperamos contenga azúcar, leemos los ingredientes y no encontramos esa palabra, entonces pensamos que no lo lleva, peeeeeero si leemos bien, podemos encontrar palabras tipo fructosa, dextrosa, maltosa, jarabe de maíz, cebada de malta, jarabe de glucosa, miel, etc. Pues eso es azúcar también pero con nombre camuflado.
¿Para que nos sirven también los ingredientes? Para saber si algo integral, es realmente un producto integral.
Aunque el 1 de Julio salió la Ley del pan donde solo podía llamarse integral a lo que tuviera harina integral y lo que tuviera harina refinada y salvado de trigo no, en los ingredientes podremos leer una cosa u otra. Pero ésta ley sólo nos sirve para el pan, para las galletas no, por lo que hay que prestar mucha atención a los ingredientes para ver tipo de harina lleva, si integral o refinada y además comprobar que tipo de azúcar contiene.


En el próximo programa, seguiremos aprendiendo más cosas del etiquetado.
Pregunta de los oyentes
P: ¿Las apps de alimentación, que cuentan las calorías que tienen los alimentos y si son buenos a la hora de comprar o no, son fiables?
R: Éste tipo de apps que se han puesto tan de moda y que existen bastantes para descargar, pueden servirnos de ayuda a la hora de comprar, pero sin duda, lo mejor es aprender a leer etiquetas, ya que unos de los principales problemas es que no educan nutricionalmente al consumidor.
Principalmente se centra en diferenciar alimentos en función de los aditivos que contiene. Hoy en día existe quimiofobia, por lo que genera peligro en el consumidor y se desvía de lo que de verdad importa, ya que no sólo de aditivos están hechos los ultraprocesados, también de azúcares añadidos, grasas vegetales hidrogenadas y harinas refinadas.
A continuación os dejo el vídeo de la colaboración en el programa.